Como la fresca de la mañana, la inseguridad es una sensación. Sólo una sensación. Así lo sostienen los responsables de la conducción de instituciones gubernamentales de nuestro país. Para ellos, todo el malestar por la inseguridad es producto de las operaciones mediáticas de la Corporación de Medios, que gana sus suculentos dividendos vendiendo sangre, muerte, crimen, y más inseguridad. Pero sólo es sensación, vistesss?
Bueno, paso a detallarles:
Días atrás la asaltaron a mi mujer. En medio de la calle la pararon tirándole un bulón al paso del auto, le abrieron la puerta y le robaron la cartera. Por suerte no la golpearon, ni la forcejearon, ni la mataron, ni la violaron, ni la prendieron fuego, ni la tajearon, ni le pegaron siquiera un coscorrón.
Un momento de mierda, del cual curiosamente tengo que dar las gracias de que no fue más que la pérdida de cosas materiales. Se le suma a esto que además fue en medio de la calle, a plena luz del día, en pleno centro de San Miguel. Obviamente nadie vio nada, ni hizo ademán alguno de auxiliarla. Más bien la miraron como a una loca que estaba haciendo un brote. Una loca más, para variar, no? Le subió la presión a 16/11, a todo esto. Y terminamos la jornada en el Sanatorio, en donde hubo que medicarla para que la presión y el dolor de cabeza le pasen.
Ah, me olvidaba. Justo era nuestro aniversario. Lo pasamos divino: ella recostada en la cama y yo cambiando todas las cerraduras de mi casa a las nueve y media de la noche, cuando el cerrajero pudo terminar de cambiarme las combinaciones.
Más allá de la pérdida material de la cartera y el dinero que tenía en la billetera, en el robo se fueron las llaves de casa, biopsias del trabajo, celular con sus contactos telefónicos, el cheque de su sueldo, recetarios de psicofármacos (con el peligro que eso conlleva), su sello médico, documentos personales, registro de conducir, cédula de propiedad del vehículo, lentes para leer, pendrive con clases de la Universidad, etcétera, etcétera. Una pérdida casi total de cosas relacionadas con la identidad, con lo que hacen a uno lo que es, lo que se diferencia de los demás.
Al otro día comenzamos a reponer lo material que se perdió en el hecho. Y acá viene lo lindo. Denuncia policial por el cheque, corrida al banco para pedir que se bloquee el pago de ese cheque, viaje a la Municipalidad para pedirle por carta escrita al tesorero del Municipio para que tenga la bondad de reponer el cheque robado y pagar sus honorarios con uno nuevo. Visita a la óptica para hacer nuevo par de lentes, ahora con la precaución de tener uno de repuesto por las dudas la vuelvan a robar. Llamada al colegio médico para averiguar qué hay que hacer para la nueva credencial, sellos y todo eso. Futura visita a Luján para poder hacer ese trámite de manera personalizada. Fotocopias a granel de todo lo que a uno se le pueda ocurrir que te pidan en cualquier trámite, no sea cosa que. Foto carnet con todos los colores de fondo que a uno se le imagine que te puedan requerir desde alguna instancia burocrática. Reclamo en el banco para nueva tarjeta de débito, crédito y toda la menesunda.
Y todo esto, con un plazo de recuperación que va desde las 72 horas, a los 30 o 45 días. O sea, un mes y medio para volver a ser el chichipío que eras antes de que te afanen.
Hasta acá, nada nuevo, parece. Pero acá es donde se pone picante la cosa.
Como la Vasca no puede manejar y la cabeza le sigue zumbando por la presión, le hago de lazarillo por las dudas se caiga redonda, y también de chofer. Vamos al Municipio de José C. Paz, a reponer el registro, que por otra parte está vigente hasta 2013 y sin el cual no podés andar arriba de un auto, ni con un papel provisorio que diga que te lo afanaron pero que está vigente.
Hacemos la cola a las siete de la mañana como todo el Mundo, con amenaza de lluvia. Ahí nos enteramos que el Municipio otorga 50 turnos por día, que se sacan telefónicamente con anticipación. Les aclaro algo: La página web de la Municipalidad tiene unas fotos hermosas del edificio y de la cara del Intendente, y un listado de teléfonos últiles y un cartelito diviiiiino en donde indica que soy el visitante número 6209, pero de los putos turnos para el registro, o de dónde carajo o cómo mierda gestionarlos, niente. Eso si. José C. Paz es un Municipio con Wi-Fi social (wifi para todos, se llama la Red). Me pareció una tomada de pelo.
Iniciamos el trámite de duplicado del bendito registro, y nos mandan a hacer toda la revisación médica, oftalmológica, psicológica, y nuevamente la foto y la impresión del dígito pulgar derecho para poder sacarlo. Les explicamos amablemente que no es renovación, que es duplicado. Nos dicen que el trámite de duplicado a diferencia del de renovación, no tiene que rendir examen.
Les explicamos que en la renovación TAMPOCO hay que rendir examen, por lo tanto TOOOODO lo que estamos haciendo como uplicado es EXACTAMENTE lo mismo que la renovación. Nos dice la chica de tránsito de la Municipalidad de Jocé C. Paz , abriendo la boca con expresión de babieca, que teníamos razón, y sonriendo como una interna del Cotolengo nos dice que todo es cierto, pero que ella no podía hacer nada. Pasamos a preguntarle ya que hacíamos si teníamos que todo, si la duplicación que le daban era mínimamente por 5 años más.
Nos dijo que no, que era hasta el año que viene. Abonamos en todo concepto la modesta suma de $266 (pesos doscientos sesenta y seis), todo incluído- Y el asunto nos llevó un total de 3 (si, tres) horas y media.
A ver si vamos entendiendo. El municipio te cobra por una duplicación el mismo importe que te cobra por una renovación de registro. Además de hacerte hacer como un boludo todo el trámite de nuevo, por un registro que tenés todavía vigente y que no lo perdiste sino que te lo robaron, te lo da por el mismo período que tenías. Hacés por lo tanto todo un tramiterío al pedo, para volver a hacerlo el año próximo. Es decir, si te afanan el registro 2 meses antes que se te venza, vas a tener que hacer el duplicado, y al mes siguiente vas a tener que hacer la renovación, y vas a tener que pagar todo, y a completar todo el tramiterío.
De más está decir que de nada sirve tratar de hacer entender a nadie de la sinrazón de esa medida. Ellos se escudan diciendo que la ley es así.
Salimos de la Municipalidad y fuimos a buscar el auto que habíamos estacionado a dos cuadras, porque en la puerta de la Municipalidad, donde estaciona TODO EL RESTO QUE VA A HACER EL TRAMITE, está prohibido estacionar. Un boludo, saliendo en contramano, nos chocó y nos hizo pelota el guardabarro, y el antropoide descerebrado y falto de respeto por el otro, no tuvo la delicadeza siquiera de dejar una puta tarjeta, o un teléfono donde poder ubicarlo o al menos para poder hacer el trámite con nuestro seguro. Así que el arreglo del mismo correrá por nuestra cuenta. Así, de boludos y buena gente que somos nos tenemos que hacer cargo de todo, sabes?
Todo esto me lleva a la siguiente reflexión:
Que te afanen es propio de la vida en cualquier lugar del Mundo. Con más o con menos inseguridad, pero en ningún lado estás exento de sufrir algún delito. Eso es innegable y a nadie se le puede achacar la culpa. La culpa es de la vida en sociedad.
Lo que verdaderamente me indigna, me enferma y me hacer brotar la caspa es que acá, en Argentina, además, la culpa de que te afanen parece que es tuya. Que tenés que pagar culpas por tener un problema. Que todo está hecho para cagarte o para sacarte plata, y no para que tengas la solución a algún problema. Que todo trámite es un laberinto sin sentido, un enigma inexplicable y estúpido hecho para que no salgas nunca. Y que tengas la sensación de vivir en un país ordenado, pero que te das cuenta un día que estás REALMENTE en una sociedad arcaica, precaria, absurda, enferma y berreta. Eso es lo que me saca de las casillas.
Conclusión: Creo que vivimos en un país en donde nos dicen que todo es una sensación. En donde todo es una cuestión de percepción, una interpretación subjetiva, motivada por la intoxicación de información a la que somos sometidos. Un país en donde somos piezas de un juego de intereses entre corporaciones estatales, gubernamentales y privadas. Pero apenas, desde la interpretación personal, nomás.
Sabes qué? Personalmente tengo la sensación de que me toman de pelotudo. De que se cagan en mí, en vos, en todos nosotros. De que lo único que importa es cómo me pueden meter la mano en el bolsillo y en el culo para sacarme todo lo que se pueda sacar. Que vivimos en un lugar en donde a esta altura del partido y con el avance de la tecnología y los medios de comunicación y la sociedad capitalista y la mar en coche, estamos más cerca de la Edad Media que a la Era de la Informática y las telecomunicaciones.
Y tengo como si ello fuera poco la percepción de que todo esto no tiene arreglo.
Y tengo además la sensación de que el Estado que con tanta pasión defiendo como politólogo y como docente en la Universidad, y de que el Gobierno para el cual trabajo, no tienen la más puta idea ni el más choto deseo o interés de brindarnos a los ciudadanos, además de un cuidado mínimo, un trato que nos haga sentir dignos y que vivimos en una sociedad con CALIDAD DE VIDA.
Miro otros ejemplos, charlo con amigos que viven en otro país (aclaro, en otro país, NO EN OTRA GALAXIA) y me da la sensación de que acá me tengo que conformar con comer mierda, ya que millones de moscas no se equivocan.
Aquí abajo, abajo, cerca de las raíces, cada uno en su escondite, como decía Benedetti. Aleluya, hermano.
Por las dudas mi mujer acaba de hacerse un collar con una medalla de cartón similar a la de los Juego Olímpicos. Medalla olímpica al boludo, con un collar color marrón sorete. Después les paso las fotos.
El gordo Casero tenía razón....estamos bailando, mientras el Titanic se hunde.
Se cuidan.
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