Si yo fuera un tipo que cree en la reencarnación, estaría convencido que en esta vida estoy pagando muy caro mis faltas de mi encarnación anterior.
No sólo tengo el karma de encender la tele y ser partícipe en HD de la decadencia humana, sino que también ahora mi nivel de hinchazón testicular sube gracias al celular.
Resulta que por motivos laborales no tengo un celular. Tengo dos. De dos compañías distintas, encima. La cosa es que en ambos empecé a recibir mensajitos de texto que me dicen lo afortunado que soy al tener un descuento increiiiiiiiiiiiible en la compra de un cero kilómetro, y que sólo tenía que repsonder OK para ganármelo.
Como además de considerarme un tipo educado y tranquilo soy un obse importante, primero quise bloquea la llegada de sms. Llamé al servicio técnico de los dos celulares y me dijeron que ellos no tenían nada que ver, y que si bloqueaba los mensajitos no iba a recibir mas ningún mensaje de texto. Entonces me tomé el trabajo de responderle al vendedor, mediante mensajito también, que el celular es gubernamental, y que por favor se abstengan de enviarme publicidad, porque no corresponde.
Yo tuve la sensación de que con esa muestra de civilidad digna de suiza iba a ser suficiente. Pero no. Seguí recibiendo mensajitos, y mensajitos, y mensajitos. Así que decidir cambiar de estrategia. Pasé a algo más agresivo, del tipo "solicito a Ud. deje de enviar publicidad bajo pena de iniciar acciones legales" (así como lo leen, sin abreviar ni escribir en "idioma sms" como hacen los pendejos hoy en día), con la secreta esperanza de que el ñato que estaba del otro lado se asustara, y deje de mandarme los benditos mensajitos, que ya llegaban inclusive los feriados, fines de semana y horas de madrugada en las que precisamente me chupa un huevo andar pensando en la compra de un automóvil.
Ya a esta altura Ustedes pensarán que, además de ser obsesivo, soy un pelotudo marca cañón. Probablemente tengan razón.
Al tipo de los mensajitos es casi seguro que se le aflojó la dentadura postiza de la risa al recibir mis amenazas, así que siguió mandando. Yo decidí entonces ser todavía más agresivo, y empecé con cosas como "guardate el descuento donde no te da el sol porque no necesito el auto, graciasss". No funcionó. Los putos mensajitos siguieron llegando, encima como si los hijos de puta supieran que había un boludo que los leía, caían de a decenas por día. Pasé pues a responder con "metete el auto y el descuento en el orto", ya caliente y con ganas de cagarme a trompadas con el trolo de los mensajes. Y ahí fue que dejé de recibirlos.
Me sentí un campeón mundial. Ya era libre para siempre de la conspiración de los celulares e iba a poder vivir tranquilo. Tenía ganas de aplaudir con los talones, les juro.
Me duró poco la euforia. Días atrás, me llaman por teléfono, atiendo y un tipo amablemente me dice que me llamaba para iniciar el trámite de la compra del cero kilómetro, invitándome a acercarme a la sucursal de la agencia. Le dije que yo no quería el auto. El tipo, sorprendido y tratándome como si yo fuera un idiota me dijo que yo había contestado un mensaje de texto y que por eso me llamaba.
Le dije que en realidad le había mandado por mensaje que se meta el auto en el culo, y corté.
La reflexión final se puede resumir en dos moralejas
Moraleja 1:
No contesten los mensajes de texto de los putos vendedores de autos.
Moraleja 2:
Si verdaderamente querés que te llamen para venderte un auto, la única forma es mandándolos a la mierda.
Se cuidan
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