viernes, 14 de septiembre de 2012

ACERCA DEL MIEDO


Disculpenmé, pero ando etimológico últimamente. Deben ser los años…

Miedo es un vocablo exclusivamente castellano. Del español con la palabra “miedo”, o del portugués con “medo”. Proviene del latín “medus”, cuyo significado es el mismo que conocemos en español. Otras lenguas como el italiano y el francés describen la sensación desde vocablos relacionados con el pavor.




El dato no es menor. El latín “medus” se emparenta con “medroso”, origen de tímido, miedoso. También con “amedrentar”, “meter miedo”, “hacer tímido”.
Puede inferirse que el miedo así concebido nos vuelve tímidos, nos paraliza. Nos vuelve menos, nos increpa y nos agrede, rebajándonos a cosa inmóvil, o casi.



Para el caso del “miedo a Dios”, la verdadera palabra es “temor”, cuyo origen latino está en la palabra “timor”, más relacionada con el espanto. O con la palabra judía “yarah” cuyo significado es “respeto”, “reverencia”.



Por lo tanto el “temor a Dios” no se relaciona, al menos para los conocedores de asuntos religiosos, con un miedo a un Dios castigador, sino con la reverencia, con el respeto que impone la grandeza de Dios frente a nuestra condición de creaturas de Él.



Es una sensación de sobrecogimiento, de invitación a la contemplación de una Grandeza que nos supera, nos envuelve y nos traslada a una dimensión en donde nuestro lugar es relativamente pequeño.
Ambas palabras nos transforman. Una nos hace menos, la otra nos hace parte de algo más grande.

En tiempos como los que vivimos, todo está de cabeza. La anomia es moneda de cambio. Por lo tanto el orden de las cosas tiende a alterarse, y los términos tienden a confundirse, casual o causalmente.

Temor a Dios que nos vuelve partes de algo más grande. Miedo que nos vuelve menos, nos inmoviliza. Parecen lo mismo, pero no lo son. 

Vivimos doble condena. Por un lado, tenemos miedo, vivimos con miedo. Por otro lado, nos meten miedo, pretenden que tengamos miedo de cosas o personas.

Personas como nosotros, a los que tendríamos que tratar de iguales y no temer, cosas que deben estar a nuestro servicio, y no asustarnos.

Siempre digo que nos comportamos como una sociedad estúpida casi todo el tiempo.

A propósito, el origen de la palabra “estúpido” se relaciona con el vocablo “stupidus”. Con el verbo “stupere”. Dejar estupefacto, estupidizar.

El otro origen de “estúpido” puede rastrearse al latín “estultus”. Necio, para hacerla corta.

La termino con una cita en latín, traducida al castellano

Stulte! Hac nocte animam tuam repetunt a te; quae autem parasti, cuius erunt?
¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán? (Eclesiastés: 1,15).



¿Para quién prepararemos el alma? ¿Nos dejaremos llevar por el miedo y la estupidez? ¿O el temor, a Dios, a las instituciones, nos hará parte de algo más grande?

A pensarlo

Se cuidan

EL CHOQUE URBANO. Reflexiones sobre la manifestación


EL MUNDO. EL CHOQUE DE CIVILIZACIONES



Samuel Huntington fue un intelectual norteamericano que murió hace menos de cuatro años, allá por diciembre del 2008. Escribió en 1996 un libro llamado “El Choque de las Civilizaciones” (Simon & Schuster . 1996. ISBN 0-684-84441-9)



La hipótesis de la obra de Huntington es que la fuente de conflictividad del siglo XXI en el Mundo no es económica, ni ideológica. Es cultural. La línea de corte que genera los “bandos” formados por la agrupación de identidades y el sentido de pertenencia. El nivel más amplio con el que se sienta identificado será entonces la “civilización” a la que se pertenezca. Además, las identidades pueden redefinirse todo el tiempo, por lo cual la línea va cambiando y las fronteras se van corriendo.







El surgimiento del fanatismo religioso y el fundamentalismo es analizado en el libro como fruto de una grave crisis de representatividad. Donde las instituciones dejaron de ser representativas de “alguien” (el pueblo, o un sector de la sociedad), y básicamente de “algo” (una idea o un valor), la sociedad se repliega sobre sí misma. Esto genera vacíos en la identidad de un pueblo y un sentimiento de “vuelta a las fuentes”, que puede ser el germen de fundamentalismos políticos o religiosos.



Huntington pensaba que, finalizada la Guerra Fría el mundo iba camino a una conflictividad de características culturales, a la que llamó “El Choque de Civilizaciones”.

Evidentemente hablaba de política exterior. ¿O no? Veamos.


ARGENTINA. ¿EL CHOQUE DE QUE?






El 13 de septiembre se produjo en varias ciudades de Argentina una movilización en calles y plazas. Convocadas a través de las redes sociales, grupos numerosos de gente salieron a la calle a manifestarse.




La gente pidió que se termine con la soberbia del gobierno. También pidió que se termine con el cepo al dólar. Además, que se acabe con la corrupción, con el control de los números del INDEC, con la falta de libertades, con la inseguridad en las calles, con la propuesta del voto optativo para jóvenes a partir de los 16 años, con la monarquía de los K, con el intento de modificar la constitución, con la idea de re-reelección, con la falta de políticos honestos, con el “relato”, con los subsidios a sectores vulnerables, con la crisis económica, con la inflación, con la violencia de género…hasta pidieron la liberación de la ballena Willy.



Todo parece indicar que Argentina atraviesa un proceso de crisis de representatividad. Existe un descreimiento significativo en las instituciones y el sistema político argentino por parte de la sociedad. La manifestación del 2001 por “que se vayan todos” fue una especie de puntapié inicial. Lo curioso es que no existió renovación del sistema político, ni de los que integran la “clase política”. Ninguno se fue, sin embargo.



El 13 de septiembre, once años después, salieron nuevamente a manifestarse a la calle. Ninguna de las consignas puede servir de aglutinante, bajo ningún lema puede construirse algún tipo de identidad que permita esclarecer un “nosotros”, a prima fascie no puede verse un punto de apoyo sobre el cual apalancar algún tipo de acción política. Ninguna de las banderas o carteles puede decir quién se manifiesta. ¿El pueblo? ¿Los ahorristas perjudicados? ¿la clase media acomodada? ¿La oposición al gobierno? Todo parece indicar que se trata de mera expresión de descontento. Simple descarga de enojo. O al menos así parece. Da la impresión de que nada cambió, o nadie escuchó.




De todos modos no se trata de un dato menor. Existe un descontento de grupos que, sin lugar a dudas, no se sienten parte.



¿Qué pasó?

Una de las probabilidades es que se haya cumplido la hipótesis de Hungtington. La sociedad se replegó sobre sí misma, y dejó funcionando al sistema político en “piloto automático”. El andamiaje institucional siguió su derrotero, como sigue respirando el paciente en coma. Todo permaneció igual, primó el satus quo, nada cambió. La única diferencia es que los vasos comunicantes entre Sociedad y Estado parecen haberse rotos, o diluídos, o bien estar reconfigurándose en otra cosa.



El repliegue de la sociedad tiene consecuencias inmediatas y a largo plazo. 



En lo inmediato, la sobrevaloración del individuo. El “mirarse al ombligo”, la ruptura de lazos de solidaridad trocándolos en un “sálvese quien pueda”. El escapismo o la búsqueda de salvaciones instantáneas, o soluciones mágicas.




En el mediano plazo, la conformación de vacíos a llenarse representa una tentación para fundamentalismos de todo tipo. La “vuelta al pasado” teñido de gloria, o la aplicación de recetas anticuadas, o que simplemente no dieron resultado representan una amenaza, y una muestra de miopía por parte de nuestra dirigencia.



A lo mejor una vuelta a discutir valores, ideas, cultura, permita construir un “nosotros” más amplio. Una forma de llegar a una “civilización” más inclusiva, en términos de Huntington. Quizás alguno reflote la definición de BIOPOLITICA de Foucault, y comience a pensar a la política en términos de visión y discusión holística, como punta del ovillo a desenredar. Sería un buen comienzo.



Quizás sea el pensarse y pensarnos un modo de desactivar la amenaza de bomba de conflictividad social que insisten en encender desde todos lados. 


Se cuidan.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Verdades a medias. Recorriendo la góndola cuando estoy muy aburrido en el super


Mentiritas a medias. Tenemos la exclusiva que usan todos. Somos únicos en hacer el proceso de millones. Exclusivo proceso de fabricación que permite que los neumáticos nuestros sean más redondos que los de la competencia.

Parecen idioteces así escritas, ¿verdad? Sin embargo las encontramos a diario, al alcance de la mano en la góndola del super.


Está bueno que se elaboren productos más saludables. Aplauso, gorro, bandera y vincha. Pero también está bueno que el fabricante tenga una relación más saludable con el consumidor. Es decir, si le ponés un aditivo a tu producto, no tengas la caradurez de decir que es un fermento exclusivo, o una patente científica desarrollada en los laboratorios de la NASA, cuando es simplemente es algo mucho más sencillo, que hace rato se usa en la industria. Me refiero al PREBIO que venden en algunos productos lácteos, anunciándolo con bombos y platillos.






El famoso "PREBIO", no es más que inulina y oligofructosa, que viene a ser en buen criollo un extracto de la raíz de la achicoria, que tiene usos en la industria láctea como reemplazante de grasas y como suplemento palatable. Básicamente, por si no lo entendiste, se usa para abaratar costos de fabricación. Por otra parte, tiene un efecto benéfico en la salud, cosa cierta.

Pero como yo soy un chichipío que de esto toca de oído, me tomé el laburo de pasarte un extracto sobre el tema en una de las webs más serias que encontré. Si querés ver el artículo entero, te paso también el link


Inulina & Oligofructosa 
La inulina es primariamente una mezcla de polisacáridos de cadena larga terminada en glucosa, que posee un leve efecto prebiótico; es un buen reemplazo de las grasas y agente de volumen. Muchas veces mencionada como un FOS, la inulina es apreciada por su habilidad de retener agua, reemplazar grasas y contribuir con mínimas calorías, así como también por su suave perfil de sabor. Se encuentra y extrae de una variedad de plantas y se produce comercialmente de la raíz de la achicoria. Típicamente compuesta por un 10% de oligosacáridos prebióticos, aproximadamente, la estructura de cadena larga de polisacáridos de la inulina proporciona las habilidades de retención de agua de la sustancia y permite su uso en una amplia variedad de productos, donde un texturizante puede mejorar la funcionalidad, y ayudar a los consumidores a cubrir sus necesidades diarias de fibra.
La inulina también ha sido estudiada por la comunidad científica por su perfil de fermentación, habilidad de estimular el crecimiento de la microflora probiótica en el intestino y potenciales beneficios para la salud. Además, su estructura de cadena larga predominante asegura largo tiempo de fermentación en el colon.
Ah, no estás convencido, y pensás que con una sola no alcanza ¿Querés más? Mirá acá


O sea, ñato, para que te quede clarinete con bombete. Los tipos estos no inventaron ni la pólvora, ni lo tienen a Einstein resucitado metiendo líquidos en frasquitos e investigando todo el tiempo. Sencillamente aplican un producto sano (eso hay que reconocerlo), pero de uso frecuente desde hace algunos años.

Otro ejemplo de avivada comercial marketinera que nos toma de boludos



"NUTRIACTIVE B"???? Es vitamina B1 y B2 que le agregan al cacao, nada más ni nada menos que eso. Convengamos que está buenísimo que al cacao para la leche lo refuercen con vitaminas. pero es algo que viene pasando hace ya casi diez años en la industria de alimentos. Decime qué carajo tiene que ver eso con el NUTRIACTIVE, ¿me cago en la gran puta?

Ellos necesitan vender más. Como no les alcanza con decirnos que le ponen un refuerzo vitamínico, arman la campaña, te ponen al conejito haciéndote un guiño canchero,  en un envase colorinche que llama la atención...tu nene se cuelga de la manga tuya pidiendo que le compres el cacao ese, y vos le llevás el sotrocho este porque tiene nutriactive, ¿sabes?. Todo cierra.

Para ellos venís a ser un subhumano que compra cualquier pelotudez, te dicen que es garchotronic protoplásmica incorporated venida del espacio, por el que son los exclusivos fabricantes en toda la galaxia, y vos salís como un marmota a comprarlo. He aquí la cuestión.

No son los únicos



Actifibras. La fibra es algo que te hace cagar, en castellano. Buenísimo para esta era de tránsito lento en donde ves a la calle montones de gente con cara de que la mierda le llega al cerebro y no saben cómo sacársela de encima. Genial que le pongan a la leche en polvo algo que te haga cagar más rápido y  más sencillo. Pero para estos craneos, es "ACTIFIBRAS". Mientras caminas, te vas cagando. Como los caballos de los desfiles de los granaderos. Maravilloso...



Tenés acá a "CALCILOCK". Un candado de calcio (por favor, alguien que me pegue con un bate de beisbol en la nuca). El candado ¿me lo tengo que poner en las bolas, digo yo? No alcanza con decir que la leche está reforzada con Calcio, ¿no? Ahora le tenés que mandar un candado de calcio...que es una forma de asegurarte que algo no entre o no salga. No entiendo bien qué quisieron hacer. 

En fin. Cada día que pasa me convenzo más de que hay una conspiración siniestra cuyo objetivo es volvernos mucho más estúpidos con el correr de los años. Está maquinada desde la Televisión, y usa un aparato publicitario que de a poquito nos lima la capacidad de tener juicio y pensamiento crítico. 

Quise ir a la Farmacia para comprarme un preservativo mental. Algo para ponerme en la sabiola que me sirva de protección ante esta invasión de publicidad que pretende disolver la sinapsis de mis neuronas para volverme un corderito manso que pela billetera y compra sin chistar cuanto esperpento le pongan delante de las narices.

El farmacético escupió el té con leche que estaba tomando, y empezó a reirse a carcajada limpia ante mi pedido de "forros para calzarse en la cabeza".

Para mí que es parte de la conspiración

Por las dudas, desconfíen.

Se cuidan

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El tiempo pasa, nos vamos poniendo tecnos...


Tenés que ser joven. O parecerlo. Esta sociedad es impiadosa con los adultos maduros, ni qué decir de los viejos. Apendejarse, mostrar al Mundo que todavía estas lejos de entrar en la edad de los achaques.




A las mujeres maduras lo que le espera es más o menos lo siguiente:
Vas al esteticista, a la cama solar, al spa, te metés microfrecuencia, rayos gamma, ondas rusas, luz ultravioleta y una sarta de tonterías electrónicas que es algo así como enchufarte con un cable en el traste a una radio y pretender que se te endurezcan las piernas sintonizando a José María Muñoz y la Oral Deportiva.

Te vestís con un look de hippie chic, que viene a ser algo así como gastar el sueldo de un gerente en quedar como una zaparrastrosa. Te metes encima todos los colores posibles, como si hubieras pasado por la pinturería en el preciso momento en que explotó la máquina de mezclar los tonos.



Te liposuccionás el mondongo, cosa que te entre la bikini de la chica (veinte años menor a vos) que viste en la revista de la peluquería,y el hilo dental que pretendés meterte en el orto no quede enterrado en dos montañas de glúteos haciéndote más propicia a la tapa de la revista Chacra que a la de Caras.

Te hacés las lolas urgente, no sea cosa que las prohíban la semana que viene, pidiendo además que te llenen el pecho con silicona como para usar tus tetas de paragolpes en caso de que vayas en moto.

Te cagas de hambre para que te entre el talle extrasmall, aunque midas más de metro setenta y calces 38 de zapatos desde que tenés memoria. Te ponés botox en la frente, que te deja con una expresión de muñeca Barbie recién salida del freezer, y te encajás colágeno en los labios como para filmar “viciosas del sexo oral 4” en formato XXX y en HD.

Te sacas las bolsas para que la mirada te quede más fresca, aunque sumado a la presbicia que te viene corriendo desde atrás, te deja con un look de colifa que se la pasa mirando a la gente con ojos dilatados y expresión de psiquiátrica. En el mejor de los casos te ponés lentes de contacto, que andas perdiendo a cada rato o se te corren y te irritan, agregando un aire de fumadora de crack al consabido luquete de asesina serial. Ni hablar si los lentes encima son de color. Si la gente en la calle se te hace a un lado y agarran fuerte sus pertenencias, andá sabiendo por qué.

Te achicás la cachucha para que la tengas como una quinceañera (NOTA DEL AUTOR: no me pidan un comentario de eso porque no me da el espíritu), te estirás la jeta de modo tal que para reírte vas a tener que flexionar los brazos, no sea cosa que te rajes desde el ojete hasta la pera.

Vas al gym, haces “spinningbodysculptingtaebotaichichuánacuashím”, te entrenás como una maratonista aunque no corras ni el colectivo. Corres, corres, corres, y corres. Llegas a tu casa y te esperan tus hijos con el equipo de resucitación cardiológico y el teléfono con el número de la obra social prediscado en mano.

Te metés en la jeta cuanto brebaje exista que te mantenga el cutis lozano. Esperma de ballena, semen de mono, moco de guanaco del Altiplano boliviano, no importa qué, con tal que las arruguitas desaparezcan.

Te encajas en el balero extensiones de pelo, pensando que estás deeeevina con las crenchas más lagas, cuando en realidad parecés la cantante de “Acido benzoico”, una banda de trashcore de Villa Lugano.

Lees en todos los sitios webs que tenés que tener una vida sexual plena y creativa. Si estás sola (viuda o separada) dejo la cosa para otro momento. Merece un post aparte.

Si estás casada entonces empezás a pedirle a tu marido que se tire del ropero, que se disfrace de Superman, aunque el slip por encima del pantalón pijama le apriete mucho y tengas que salir de urgencia a la clínica de la vuelta porque se le inflamaron los testículos dejándoselos como los de un orangután.

Querés tener sexo en el auto, “como cuando eramos novios, gordi…” Pero se te trabó la gamba en la palanca de cambios del auto y casi te la tienen que sacar con cesárea del muslo, el gordi necesitó cinco sesiones de kinesiólogo para sacarse el dolor del ciático porque se tuvo te contorsionar como un artista de circo para poder hacer algo en el coche, y la multa por escándalo en la vía pública que te hizo el zorro gris cuando los agarró haciéndose los pendejos en el estacionamiento del shopping les costó setecientos mangos.

Todo sano. Comer semillas, tantas como para que te empiecen a crecer plumas. Fibra, mucha. Lo suficiente como para cagar un sweater. Leche de soja, jugo de toronjas, tofu (que es lo más parecido al yeso que vi en mi vida). Comida macrobiótica, molecular, microbiótica, vegana, sásncrita o predigerida. Un vómito a la derecha, por favor.

Con los hombres la cosa no es menos sencilla. Al derrotero emprendido por las mujeres que comenté recién, se le agregan otros deliciosos padeceres, a saber:



Te sacas pelos hasta del culo para ponértelos en la pelada, porque ser calvo no da. Te teñís porque las canas envejecen, aunque parezca que se te cayó un balde de pintura negra de un andamio justo en la cabeza cuando caminabas por la calle.

Hacés bicicleta, cinta, maratón, natación, teto y atletismo, todo junto y de un día para el otro. Levantás fierros y salis a jugar al squash con los muchachos de la oficina. Tomás todas las mañanas semillas de lino, de sésamo y el necesario puré de analgésicos para paliar el dolor del cuerpo por el trajín gimnástico del día anterior y te tomás las pulsaciones, porque te das cuenta que te podés morir de un infarto en cualquier momento de tanto esfuerzo físico repentino.

Hacés cuanta dieta te recomienden desde el encargado del lavadero de autos hasta la chica que te sirve el café. Sos capaz de comer lechuga sin condimentar, lo que te lleva a la categoría de rumiante en la escala alimenticia.

Pensás en comprarte un auto deportivo en el que seguramente no vas a entrar, salvo que pidas al fabricante un lugar extra para la panza. Tampoco vas a poder usarlo porque a esta altura en lugar de un auto que haga 0-100 km/h en menos de diez segundos, necesitás una camioneta con GPS para ubicar dónde mierda queda la disco por la que tenés que pasar a buscar a tu hija de madrugada.

Compras por internet cuanto aparato ridículo y pelotudo encuentres que te devuelva los abdominales a la forma que tiene el muchachito de la propaganda. La única manera sería hacerte un enema con una plancha de ravioles y hacértela llegar al estómago, pero vos seguís insistiendo y acumulando trastos, como para armar un museo.

Te transformás en un consumidor compulsivo de cosas light. Contas calorías hasta en el sobrecito de edulcorante con el que tomás el café cortado con leche descremada.

Empezás a escuchar música “de onda”. Ahí te enterás que la mayoría de los músicos que escuchaste hasta el momento de jubiló, murió por sobredosis de drogas o pasaron a la sección de ofertas de la disquería de la esquina.

Te volvés un mirón en la calle. Entrás a mirar a cuanta mina se te cruce. Pensás en que tenés que ser joven, casi adolescente, así que ya la calle no es el lugar en donde esperás a los chicos a la salida del Colegio, o donde estacionás un auto. Sino que es un territorio en donde tenés que demostrar que “todavía podés”. Entonces tomás coraje y le decís un piropo a una chica que viene caminando, enchufada a unos auriculares. La mina te mira con cara de desconcierto y te manda a descular hormigas, agregándote el calificativo de “viejo choto”.

Probablemente tenga razón

Juventud, divino tesoro. Lástima que no se puede madurar, ni envejecer con dignidad. El culto a ser eternamente jóvenes me hace acordar a las palabras de un investigador científico

"Se gastan millones en prótesis mamarias y pastillas para el vigor sexual, y poco se hace en la lucha contra el Alzheimer. En breve tendremos cantidades de viejos con las tetas enormes y el pene erecto, que no tendrán idea para qué se usaba"

Se cuidan

Abanderados de la Argentina Solidaria

Hay una iniciativa de Canal Trece muy piola, que es la de premiar a quienes trabajan desinteresadamente por los demás. Se llama "Abanderados de la Argentina Solidaria". La gente puede nombrar sus candidatos vía web. La verdad es que es una idea bárbara.



Lo curioso de todo es que, al día de ayer, la cantidad de candidatos al reconocimiento es de 650 personas. Si, leíste bien. Teniendo en cuenta que somos más de cuarenta millones de monos en este país, que se reconozca un promedio de 650 tipos que se preocupan por trabajar sin esperar recompensa por el bien de otros es llamativamente poco, ¿no?



Ejercicio curioso si los hay, el que voy a proponerte, mi estimado/a. 

Pensá en diez tipos que trabajen solidariamente, desinteresadamente por los demás, y que empujen para que este sea un Mundo mejor. ¿Los tenés? Ah, claro...cuesta. Bueh, que sean cinco. ¿Todavía es mucho laburo? Está bien, te lo dejo en tres, teniendo en cuenta que acá lees para pasar el rato y no para que se te hinchen los huevos. ¿Los encontraste? Buenísimo. ¿Cuánto te costó ubicarlos en tu cabeza?

Ahora nombrame diez hijos de puta que se esmeran y trabajan arduamente por hacer de este un Mundo un poquitito más miserable cada día. ¡Ah....viste!



Antes de que te pegues el siempre jurado (y nunca efectuado) tiro de gracia en las pelotas, paso a contarte un secretito:

SOLIDARIDAD viene del sustantivo latín "soliditas". Eso qué mierda significa e importa, andarás preguntando. Sencillo, nene. Soliditas es aquello homogéneo, firme, sólido, unido, compacto. Aquello formado por partes de igual naturaleza.

Es decir, solidario es aquel que trabaja por un Mundo más sólido, más firme, más unido. Si este puto planeta hasta ahora no explotó por los aires, en parte se debe a que hay gente que todavía lo mantiene unido, aunque más no sea pegado con alambre, o con moco.

Y si son 650 los tipos reconocidos en uno de los programas con mayor audiencia de la televisión argentina, en horario prime time (ponele que sean algunos más) son estos y no otros los que hacen un esfuerzo por vivir en un país más justo, más lindo, pese a que la manga de turros que se cagan en todo y hacen de este un Mundo Inmundo siguen creciendo en proyección geométrica. O sea que en gran parte seguimos ocupando un lugar en el cono sur y prendidos del mapa como garrapatas sobre el perro porque hay un grupete de gente que trabaja solidariamente.



¿Para ser solidario, hace falta haber venido en un cohete de Kriptón, tener ADN de héroe, viajar a otro continente a adoptar huérfanos de guerra, donar todos los bienes a los pobres, o algo por el estilo?

La respuesta es no.

Para ser solidario, no hace falta que te inmoles en una llama en nombre de la Humanidad. Ni que viajes al Camboya a adoptar pibes que te hagan juego con los muebles (dejalo eso para gente un tanto más snob). Eso queda lindo y garpa mucho en películas de hollywood ideales para un domingo a la tarde, sobre todo si está nublado.

Para ser solidario, hace falta nada más que reconozcas al otro como igual, como una parte parte integrante igual que la tuya, del "SOLIDITAS" en el cual viven tanto Vos como Él. Y que hagas algo por el que en este momento la está pasando un poco peor que vos.


Ser solidario es creer en un Mundo sólido. Y hacer un pequeño esfuerzo porque  esa solidez esté cada día un poquitito más cerca de ser realidad. Ni más, ni menos.

Y eso es algo que lo podés empezar a hacer cualquier día de estos, apenas abras los ojos y te levantes de la cama. Es algo que no puede llevarte mucho tiempo, ni insumirte un presupuesto enorme. Despacito, sin esforzarte. Tranquilo, sin prisa ni pausa. 

Ni más, ni menos.

Se cuidan.